Recaudación de fondos especial de Halloween
…Y hemos llegado a Halloween. ¡Bienvenidos a nuestro carnaval de terror tecnológico!
Aunque las monstruosidades escalofriantes de la larga y oscura noche de Walpurgis sean en su mayoría imaginarias, las siniestras amenazas de los proveedores de software propietario depredador siguen siendo demasiado reales.
¡Pero no tengas miedo! Nosotros, la comunidad KDE, ahuyentaremos a esos monstruos y protegeremos a tus amigos, familiares, empresa y comunidad de todas las aplicaciones y servicios propietarios espeluznantes e insidiosos que acechan sus computadoras, teléfonos y electrodomésticos.
¡Pero no podemos hacerlo solos! Necesitamos tu ayuda para luchar contra los monstruos tecnológicos del más allá. Usa el formulario para hacer un donativo a nuestra campaña de recaudación de fondos y ayúdanos a mantener las fuerzas oscuras a raya.
Mientras tanto, disfruta (o sufre) dos nuevas historias que te provocarán ansiedad y reflexiona sobre las lecciones que nos enseñan. Aprende de ellas, porque para los protagonistas ya era demasiado tarde…
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Pesadillas propietarias
LA NOCHE DE LA CAMA VIVIENTE
Una epidemia de tortícolis, dolores lumbares y dolores de hombros fue el primer indicio de que algo andaba muy mal.
Luego, Carlos, nuestro querido vecino octogenario postrado en cama, murió doblado por la mitad «¡como un taco!», lamentó su desconsolada viuda. Nadie pudo comprender cómo su cuerpo artrítico había logrado adoptar semejante forma.
Cuando la pareja que vivía tres casas más abajo fue asfixiada mientras dormía, la cosa se puso aún más extraña. Las empleadas de la limpieza los encontraron con tela acolchada y espuma viscoelástica metidas en la garganta.
para leer la escalofriante conclusión
Ya llevamos dos semanas y no nos atrevemos a subir. Oímos cómo «ellos» dan golpes arriba, intentando salir. Por ahora, estamos a salvo en la planta baja, ya que todavía no dominan los pomos de las puertas ni las escaleras.
Salir de casa para escapar no era una opción. Observamos horrorizados desde la ventana de la cocina cómo un pobre incauto lo intentaba. Corrió hacia su coche, pero una enorme cama California King, sorprendentemente ágil para su tamaño, lo alcanzó. La gigantesca losa grisácea cayó sobre él, aplastándolo como a un insecto.
Otros dispositivos se están sumando. La última vez que probamos el filtro de agua inteligente, nos proporcionó una mezcla tan desagradable que nos hemos visto obligados a beber directamente del grifo.
El horror.
No podemos confiar en nada electrónico. La televisión nos mantiene confundidos con noticias falsas —¿algo sobre la demolición de la Casa Blanca? Obviamente, es IA—, por lo que no tenemos ni idea de si se trata de un fenómeno global o si solo afecta al microverso de nuestro barrio residencial.
Estoy escribiendo estas memorias en la encimera de la cocina con un cuchillo, porque el iPad ya estaba conspirando contra la humanidad incluso antes de sacarlo de la caja. En resumen, si alguien llega a leer esto, espero que sirva de advertencia a las futuras generaciones menos ingenuas.
Seas quien seas, presta mucha atención a mi advertencia: hagas lo que hagas, ni se te ocurra comprar una cama conectada a la nube de AWS! 💀
El software de KDE funciona localmente, directamente en tu equipo, sin conectarse a ningún servicio en línea a menos que lo desees. No tendrás que crear una cuenta para usar Krita; KDE Connect enlaza todos tus dispositivos SOLO en tu red de casa o del trabajo, sin alcanzar nunca Internet; Kdenlive solo descargará recursos cuando se lo pidas explícitamente. Con KDE, todo tu software está bajo tu completo control y no aceptará órdenes de servidores en línea.
Al hacer un donativo a KDE, aseguras que podemos continuar ofreciéndote aplicaciones y entornos que te mantengan al mando, protejan tu privacidad y eviten que te maten mientras duermes.

EL COLOR DEL PÁRAMO EXTERIOR
Caminando a través del denso bosque, llegas al Páramo Estéril de forma gradual. Estás rodeado de helechos, bajo la copa de árboles de 20 metros de altura, y apenas te das cuenta de que, a partir de cierto punto, la maleza comienza a ralear.
Pero adéntrate lo suficiente en el páramo y te darás cuenta de que lo has hecho. Poco después, no hay vegetación alguna bajo tus pies. Los pocos árboles, con hojas amarillas y escasas, yacen bajos, con los troncos retorcidos y debilitados por la putrefacción.
para leer la escalofriante conclusión
Llegué a una aldea. El sendero que seguía se convirtió en un camino de barro entre chozas destartaladas. Había poca gente, pero ellos también eran deformes y nudosos. La mayoría solo podía caminar con dos bastones.
Me observaron con recelo y no respondieron a mi saludo. Seguí adelante apresuradamente, llegando pronto al límite norte del páramo.
El follaje empezó a hacerse más espeso de nuevo cuando divisé una cabaña y a un anciano fumando en pipa en el umbral.
—¿Viene de la ciudad? —me espetó.
—Sí —respondí—. Este sitio es precioso.
—Si piensa eso, le debe de haber afectado el sol —rió—. Venga, tómese algo y deje que se le pase el mal rato.
Cansado por la caminata, la perspectiva de probar un poco de aguardiente casero se volvió más atractiva.
Le pregunté qué había llevado a la zona a un estado tan lamentable.
—¿Lo ha visto? Ha sido el meteorito. Cayó en la propiedad del viejo Whateley, ahí abajo—, dijo señalando vagamente hacia el lugar de donde yo había venido.
Me contó que algo se había filtrado en la tierra, envenenando el agua del pozo y luego los cuerpos y las mentes de los habitantes de la granja.
A la esposa la internaron en un centro psiquiátrico. El hijo vagaba salvaje y desnudo por el bosque. Al viejo Whateley lo encontraron deambulando por la granja vacía, balbuceando en una lengua extranjera. Como el veneno también le había oscurecido la piel, las autoridades lo confundieron con un mexicano y lo enviaron a El Salvador.
—Está creciendo… esa cosa que dejó el meteorito. ¿Lo ve? Se come los árboles, los insectos y el ganado.
Se estremeció.
—¿En serio? —exclamé sin aliento.
—¡Qué va, hombre! Ustedes, los de la ciudad, se creen cualquier chorrada. Hay un vertedero de basura electrónica río arriba. Hace unos años, cuando Windows 11 dejó de funcionar, tiraron allí cincuenta mil computadoras viejas. Usaron excavadoras para cubrirlas y que nadie pudiera llevárselas a casa. ¿Ha visto? ¡Cadmio! Esa porquería está en el río, en el aire, por todas partes. Y bueno… —Señaló hacia el páramo y se encogió de hombros.
—Aun así —dijo mientras me rellenaba el vaso—, podría haber sido peor.
—¿Cómo?
—El pueblo de al lado va a tener un centro de datos de IA de Meta—, dijo entre risas. —Nosotros estaremos fastidiados durante una generación, pero esos desgraciados van a estar fastidiados para siempre.
Me abstuve de decirle que Windows 13 se lanzaría antes de que terminara el año. 💀
KDE combate la contaminación tecnológica a través de su proyecto KDE Eco. No solo estamos reduciendo la huella de carbono de la ejecución del software, sino que también trabajamos para garantizar que todo nuestro software funcione en máquinas de baja potencia y supuestamente obsoletas.
Si te han hecho creer que necesitas un dispositivo nuevo porque la actualización de cierto software propietario de dudosa reputación dejará de funcionar en el que tienes, piénsalo dos veces. Consulta la campaña Fin de 10 y descubre cómo puedes vencer tú también la estafa de la obsolescencia programada.
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